Una tierra fascinante de naturaleza virgen
Virgen y salvaje, caótica e impredecible, intrépida y amable; Albania puede ser muchas cosas, pero "aburrida" no es una de ellas. Aunque sus joyas ya no sean un secreto en la actualidad, gran parte del país sigue siendo ignorado por el turismo de masas. Explore aldeas remotas donde el tiempo parece haberse detenido, báñese en ríos y lagos de aguas cristalinas (y, a menudo, heladas) en las montañas, conquiste cimas elevadas y descubra playas secretas. O si lo prefiere, puede satisfacer su sed de historia y subir a las fortalezas de las colinas para observar las casas seculares otomanas, visitar las antiguas ruinas romanas sin turistas y rendir homenaje al héroe nacional albanés, Skanderbeg, que detuvo la invasión otomana en el siglo XV. ¡Ah! y un apunte: recuerde que en el país de las águilas, asentir significa "no" y sacudir la cabeza "sí".
Vacaciones de playa en Albania
La atracción estrella de Albania es su accidentada costa, con sus impolutas playas bañadas por los mares Jónico y Adriático y rodeadas de colinas cubiertas de olivos. Desde playas enormes de arena dorada a pequeñas calas ocultas por acantilados, aquí encontrará algunas de las mejores playas de todo el Mediterráneo. Para los novatos, tenemos Ksamil, 17 km al sur de Saranda, junto a la frontera con Grecia. Este es uno de esos lugares increíbles que vemos en Instagram y que son igual de impresionantes en la vida real: tres islotes flotando en una bahía turquesa, con la isla de Corfú asomando al fondo. También puede dirigirse un poco más al norte, hasta Dhërmi y Drymades, ambas con varios kilómetros de playas de piedra blanca, además de muchas pequeñas cuevas para esconderse de los demás bañistas. Una vez allí, no olvide coger el barco a Gjipe, una de las playas más recónditas del país, rodeada de acantilados a la entrada de un cañón escarpado.
Paisajes alpinos de película
La parte más septentrional del país alberga un paraíso completamente distinto. Como su nombre indica, las Montañas Malditas, también conocidas como los Alpes albaneses, dan la sensación de estar encantadas, con valles de color esmeralda y densos bosques que contrastan con los conjuntos de cimas abruptas y las gargantas escarpadas de caliza. Puede comenzar la excursión con el popular viaje en ferri de tres horas por el lago Koman, donde las enormes montañas vigilan a cada lado. A continuación, tome el minibús (furgon) desde Fierzë a Valbona, una aldea de postal rodeada de picos que superan los 2000 m de altura. Pase al menos una noche allí antes de embarcarse en la impresionante excursión de un día a Theth, la aldea más idílica de toda Albania. Vuelva atrás en el tiempo en este lugar remoto donde las antiguas tradiciones prevalecen, y experimente la vida rural en la naturaleza, que ya se ha perdido casi por completo en toda Europa. Si no le queda tiempo o energía, puede optar por la excursión de medio día desde Theth hasta el Ojo Azul, una piscina natural de color turquesa abastecida por una cascada de agua helada. Si es lo suficientemente valiente, ¡láncese! Si busca un reto distinto, puede intentar recorrer el sendero de los Picos de los Balcanes, con 192 km de recorrido, que se mueve en zigzag por las Montañas Malditas entre Albania, Kosovo y Montenegro y alberga lagos de aguas cristalinas, cascadas estruendosas y cimas de más de 2000 metros de altura.
Empapada en historia, rica en herencia
Albania (en albanés, Shqipëria), al ser diferente tanto lingüística como culturalmente a sus vecinos, parece una intrusa en los Balcanes. En primer lugar, este pequeño país, cuyas raíces se remontan a los antiguos ilirios, ha sido capaz de mantener su lengua única a lo largo de dos milenios pese a la influencia griega, romana, bizantina, eslava y otomana. A día de hoy, se pueden apreciar recordatorios de la escabrosa historia del país repartidos por todo su territorio. Si desea disfrutar del patrimonio griego y romano, visite la antigua ciudad de Butrint, reconocida por la Unesco, que se encuentra en un impresionante enclave natural cerca de Saranda, en la Riviera albanesa. Otra opción es coger un autobús de Tirana a Durrës para admirar el anfiteatro romano del siglo II, los baños y el maravilloso museo arqueológico de esta histórica ciudad portuaria. Si le intriga el legado otomano del país, no olvide hacer una excursión de un día a Berat o a Gjirokastra. Reserve unas horas para deambular por sus estrechas calles de piedra repletas de casas otomanas enjalbegadas y suba a visitar los castillos medievales. Si quiere saber más sobre la historia de la Albania comunista, no importa adónde vaya, pues se topará con búnkers de hormigón por todo el país, que fueron construidos entre los años 60 y 80 del siglo pasado durante el paranoico régimen comunista de Hoxha. Si está disfrutando de una escapada urbana en Tirana, no olvide visitar Bunk'Art y Bunk'Art 2, sus excelentes búnkers transformados en museos, que le llevan a recorrer este doloroso capítulo de la historia de Albania.